Yasunari Kawabata (1899-1972) fue el primer autor japonés en recibir reconocimientos en forma nacional e internacional (incluyendo el Premio Nobel de 1968). A partir de la construcción de Kawabata como figura central de la literatura japonesa y representante nacional, se otorgó una valorización a una escuela literaria que surge de la más clásica de las tradiciones: la fundanda por Murasaki Shikibu y el Genji monogatari.
Así, Kawabata encabezaría la vertiente masculina de esta tradición (que anteriormente mencionamos en el caso de la aparición de Kenzaburô Ôe). Entre sus ejes se destaca el ejercicio deremarcar los usos y costumbres que realzan la cultura de Japón. Kawabata será reconocido como un referente para lo que será la conceptualización de la literatura, el arte y la cultura japonesa por medio de una tradición que tiene origen en el año 1008 (año de la primera edición del Genji monogatari).
País de nieve (雪国 Yukiguni) será un gran ejemplo del camino que sigue Kawabata para mostrar e intensificar una tradición donde los valores de belleza, perfección, introspección y desamor. La destacada desolación de los paisajes invernales japoneses mostrará los viajes de un joven a Niigata (la ciudad a la que visita es la que le dará el nombre a la novela) y visita a la misma geisha en cada ocasión: Komako, una joven aprendiz de geisha que está basada en una geisha que conoció Kawabata llamada Matsuei(まつえい). Así, la relación huesped-geisha dará como fruto un amor extraño dividido por la distancia y la familia.
Si bien uno puede pensar en esta novela como la escritura de una experiencia de un hombre y su amor más allá de las estructuras familiares, que parecen dominar su existencia sólo en el ámbito de la ciudad; es fundamental pensar en lo que esta novela propone: el amor que no se explica, que no se nombra y que solo existe en las palabras de conversación entre dos personas. Los tiempos cambiaron, eso es cierto, pero el Genji monogatari relata episodios amorosos de Genji dónde el amor se desarrolla en los espacios más pequeños, en los elementos más insospechados: la caligrafía de una carta, el perfume que elabora un amante, la respiración, el rozar de la mano en el cabello. Para comprender todo esto es fundamental pensar que katarau (語等宇) es el verbo que define conversar en japonés y que, antiguamente, también se usaba para referir a otras intimidades de la pareja.