Hace poco tiempo la editorial Tusquets editó un nuevo libro de Haruki Murakami: De qué hablo cuando hablo de correr. La incesante costumbre de editar uno tras otros los libros de Murakami (sin lugar a dudas, por el éxito en sus ventas) ha generado que sus obras se editen en forma dispar e indiscriminada. De todas maneras la venta de estas es sostenida y garantiza una buena inversión en sus ediciones hispanas.
Ahora bien, el caracter literario de este libro es menor ya que, casi como si se tratará de mera propaganda de bienestar social, el libro habla del intenso e inmenso deseo de correr que tiene Murakami. Las justificaciones de esta afición (decir hobbie parece un error después de haber leido el libro) son numerosas, pero Murakami no deja de explicar como todo lo que envuelve a correr hace que su vida sea más llevadera y sea completamente natural. Del mismo modo, este ejercicio se complementa con su ejercicio literario y, en cierta forma, va a la par de su carrera literaria: inesperadamente se fue acercando al profesionalismo.

Está cuestión de lo natural y el mens sana in corpore sano me recordó a Yukio Mishima, quien en sus épocas más gloriosas desarrolló un gusto por el fisico culturismo y el cuidado corporal que lo llevo a pensar en eso tanto como en lo literario. Ambos han vivido bajo el espacio en el que el cuidado del cuerpo va de la mano con el cuidado del intelecto. Y los desarrollos de los mismo conforman al hombre completo y, también, lo acercan a la tradicional escuela de pensamiento del 武士道 (Bushidô) largamente resagada.
Vale aclarar que este libro viene con una contraindicación que no figura en ningún lado: hace un recuento sobre distintas obras desde sus origenes y que, en gran parte, no tienen edición en español (Pinball, 1973, Underground o Dance dance dance, por ejemplo). Así, el lector se encuentra en la encrucijada de leer aquello que ni siquiera conoce por nombre pero que parece fundamental para la lectura de este libro.
No es un libro fundamental en el conjunto conceptual Murakami, sin embargo ayuda a crear ciertas lineas de constelaciones entre algunas de sus obras y, sin lugar a dudas, dan ganas de correr.

Comments (1)

On 20 de febrero de 2011, 10:46 , HAJIME dijo...

Pues sí (creo haber leído a Murakami), y la verdad es extraño que escriba sobre correr (aunque tampoco lo veo mal), en Mishima lo veo más normal, él siempre parece haber tenido interés (a veces al extremo de la obsesión, según parece o dicen...) en la perfección (y eso; claro está, también implica el físico y el estar en buena forma)